Llevo acá poco más de 5 días, en este tiempo no dejo de llevar conmigo a todos lados, mi diario, mi cámara y dos libros: La despedida de Milan Kundera, y La angustia de Lacan, mi pluma lista para cualquier inspiración emergente. Pero nada, no aparecía absolutamente nada de esa ansiada inspiración, mi pluma me comenzaba a echar en cara escupiendo poca tinta mientras hacía garabatos, burlándose de mi tonta manera de querer hacerla escribir, así que nada de nada, Zurich, Interlaken, Jungfrau ¡la montaña más alta de suiza! Y el estado de mis latidos sin sobresaltos, constantes.
Pero como ahora escribo, es obvio que se trata de la excepción, y si hoy algo cambio, desperté con la pesadilla de moda, mi noviazgo se termina, devastandome terriblemente, siempre por diferentes motivos pero sin ninguna esperanza:
a) dejo de ser suficiente para el.
b) peleamos y le grito impulsivamente que no quiero más nada con el, después me arrepiento.
c) me levantan falsos en el periodico de que mantengo un romance con un tipo que ni al caso y me corta, y asi la lista espero no continúe.
Pero como ahora escribo, es obvio que se trata de la excepción, y si hoy algo cambio, desperté con la pesadilla de moda, mi noviazgo se termina, devastandome terriblemente, siempre por diferentes motivos pero sin ninguna esperanza:
a) dejo de ser suficiente para el.
b) peleamos y le grito impulsivamente que no quiero más nada con el, después me arrepiento.
c) me levantan falsos en el periodico de que mantengo un romance con un tipo que ni al caso y me corta, y asi la lista espero no continúe.
Uff.. mal comienzo pensé, con ganas de hablarle, sin manera de hacerlo, la melancolía se convirtió poco a poco en algo de incomodidad hasta que se difumino en una ansiedad medio generalizada y distante, el día se planeaba para una visita de ida y vuelta a la ciudad de Berna, la que ya había visitado hace 4 años porque un amigo suizo solía vivir ahí. Al llegar a Bern, recordaba casi perfectamente la estación del lugar, subterránea, grande, con todo un comercio por debajo de las calles. Flashback de ese raro re-encuentro con David, o desencuentro más bien, en donde las diferencias culturales que en Canadá por la costumbre y cercanía se habían hecho pequeñas, volvían hacer mella. Llegue eufórica y efusivamente a saludarlo y claro me olvidaba que el suizo promedio no es nada cálido, y sin excepciones así fue como recibí un gélido beso triple (como es la tradición suiza) y una explicación de cómo íbamos a llegar a su casa (y mi abrazo, tuvo que ser tragado por mis deseos, porque no fue mutuo, y eso, no es un abrazo, al menos no en mi imaginario). Mas tarde fue siendo más "normal" al menos para una mexicana como yo, y Sofía mi prima que me acompañaba y yo la terminamos pasando más que bien, primero fuimos a ese lugar al que ahora regresaba (Bern) y luego a un pueblo donde vivía su familia, con todo y hortaliza, y de ahí a una comida familiar en un chalet de un tío suyo en los alpes, y para rematar lo más impresionante, el propio chalet de los papás de David, en medio de la nada, todo de madera, miniatura, hecho a la antigua, her-mo-so.
Ah otra vez distraída con pasados que me hipnotizan , y es que llegue al punto que me vino a la mente cuando empecé a escribir esta “historia”, ese día en medio de los alpes en el chalet familiar de mínimo 200 años de antigüedad con un glaciar de fondo, después de todo un día de paseo, de juegos de mesa con la madre que no hablaba mi pio de ingles ni español solo suizo-alemán, nos salimos por la noche y después de un rato de caminar donde todavía había visión, nos sentamos por ahí, ese fue el momento que me hizo tener un latido del corazón que marco una venidera inspiración, esto me despertó un deseo de escribir acerca de la nada, y bueno, no podría decir que solo algo tengo escrito de ello, más bien todos mis posteriores escritos se impregnaron de ese sentimiento en ese momento de mi vida. Se me grabo tanto que lo pude escribir después y no al momento, que para mi eso ya es bastante.
Esta segunda vez de mi experiencia en Bern, la que me trajo esa hambre que solo sacío escribiendo, es inexplicable, si claro, la ciudad tiene un toque medieval que como dice el español en su modismo castellano “flipa”, pero era su historia la que me exaltaba, como si fuera yo suiza y me enorgulleciera con un claro patriorismo, diciendo yo soy de ellos, yo soy asi. Claro que no lo soy, era mas bien un ideal claro y marcado de muchas cosas que yo siempre desee poseer en mi persona. Me llenaba de nuevas metas, ideas, de más fuerte rebeldía, de sueños adolescentes che guevaristas, al fin de anhelos que mueven el alma que vuela tan solo al soplarle con la densidad y velocidad adecuada.
Me comenze a preguntar muchas cosas, como siempre cuando se me acumulan y disparan en todas direcciones mis pensamientos, acelerados no los puedo mantener por mucho tiempo en el mismo espectro, paso de un tema a otro, de un conflicto a otro, de una melancolía a otra, de pérdida en pérdida, de dudas y de traiciones.
Una constante, el amor, ¿Qué será el amor? ¿El amor es una oportunidad?, ¿será?
la oportunidad de compartir con alguien la vida y no estar más solos. Ya no se yo lo que significa estar solo, si a veces acompañada me he sentido más sola que nunca, y otras sola me siento acompañada. No se.. es relativo.. recordando a Einstein, con su teoría de la relatividad del espacio y tiempo, curioso elemento el tiempo (jarabe de palo)
Descubri, que mientras más me empeño en escribir, menos tinta tengo en mi pensamiento.